Tormenta de noche sobre Culiacán. De día la tormenta la ponemos nosotros.

Tormenta de noche sobre Culiacán. De día la tormenta la ponemos nosotros.
De día, la tormenta la ponemos nosotros.

sábado, 31 de octubre de 2015

869 Credibilidad

Se formó el ciclón Patricia, amenazó las costas cercanas a Cabo Corrientes, llegó a categoría 5 con vientos superiores a 320 km/hr y finalmente entró por una región poco poblada.
Eventualmente sabremos que los poblados situados en la  trayectoria de Patricia habrán sufrido daños terribles tanto en el patrimonio de los lugareños como en la infraestructura de servicios. CFE y las Juntas de Agua tendrán la tarea de restablecer dichos servicios públicos y la sociedad entera, encabezada por el gobierno, de ayudar a los afectados.
Durante todo el preámbulo y mientras el meteoro entraba a tierra, el gobierno se comportó a la altura. Advirtió del peligro del tremendo huracán y tomó las providencias para disminuir su efecto en caso de que entrara por centros poblados mayores. Un aplauso.
La naturaleza no tiene intenciones ni es buena ni mala, sino solamente es. Así tomemos al Patricia. Que no entró por Vallarta o Manzanillo, tuvimos suerte. No debemos felicitarnos que entró por pequeños poblados, los daños sobre estos hermanos serán mayores. Solamente debemos sentir alivio que no  fue peor.
El gobierno estuvo bien. Informó, no mintió y sorpresivamente le creímos y le hicimos caso. No nos gusta que nos den instrucciones y usualmente no le creemos porque nos han mentido demasiado luego es realmente un evento que festejar que en esta ocasión sucedieron tres cosas de mérito. Una, que no mintieron, el huracán era terrible; dos, que se tomaron precauciones; y tres que le creímos al gobierno. Felicidades a gobierno y sociedad.
Recuerdo dos incidentes en que la información del gobierno era equivocada. Uno, el maremoto que inundaría Mazatlán ocasionado por un terremoto en Alaska cuyos efectos viajando a más de 700 km/hr ya habrían pasado cuando el Gobierno del Estado evacuó playas de Sinaloa. Dos, el error de pronosticar el desplazamiento del huracán Ismael. Los ciclones viajan, cuando van rápido a 15 a 20 km/hr, el Ismael al desbaratarse convirtió su energía en velocidad de desplazamiento y se movió a 60 km/hr. Tomó descuidado a los pescadores que creían tener mucho más tiempo de resguardarse cuando les avisaran adónde iba el ciclón. Desde luego que les ordenaron que dejaran de pescar y se refugiaran pero no hicieron caso porque el estilo del gobierno es eliminar la posibilidad de responsabilidad exagerando el peligro y esa falta de precisión ocasiona que no le creamos.
El gobierno también estuvo bien cuando difundió la alarma de la influenza que amenazaba al país. El terrible virus B era real y se informó debidamente a la población y tomaron las precauciones debidas.
Ojalá estos ejemplos sirvan de punto de partida para procurar la información apropiada, para difundirla y poder ser más certeros en las advertencias y las medidas.
Necesitamos que nuestros gobernantes recuperen credibilidad que también se pierde diciendo mentiras después de los hechos.

Si por precaución apago la energía eléctrica en Puerto Vallarta y el ciclón no entra allí sino por pueblos más al sur. Si Vallarta tiene el 90% de la población de la región y una vez pasado el ciclón de nuevo prendo la luz en Vallarta: no es cierto que restituí la luz en 90% de la región afectada. Por dar estas noticias es que se dice que: “Hay verdades, medias verdades, mentiras y estadísticas.”

jueves, 29 de octubre de 2015

862 Forjados a sí mismos

En el mundo occidental moderno se tiene desconfianza en materia política al empresario exitoso que empezó de la nada, esto es al hombre forjado a sí mismo. Se le aplaude su éxito, se admira su inventiva, arrojo, disciplina y buenas decisiones para alcanzar sus metas. Se reconoce que mueve a la economía, que crea riqueza y da empleos. En otras palabras, el hombre producto del esfuerzo es respetado y hasta homenajeado. Sí pero no gusta para gobernante. Esto venía siendo cierto desde décadas atrás: ¿Cambiará Trump este sentir?
Por otra parte, si el gobernante ha sido político toda su vida y tomará decisiones sobre valor de la moneda, sobre la remuneración al trabajo, sobre precios de servicios públicos, sobre impuestos y sobre muchos otros importantes parámetros de la economía además de sobre la vida social y política, cabe preguntarnos: ¿cómo va a tomar esas determinaciones si jamás ha tenido un empleado, jamás ha pagado un servicio público, jamás ha pagado una escuela, jamás ha comprado un boleto de avión, jamás ha tenido que buscar crédito para pagar una raya?
A mí no me gustan los empresarios como jefes políticos. Es una preferencia personal que se acentúa cuando el pretendiente externa que nos hará un favor gobernándonos.
En nuestro medio, que no premia el saber ni la profesión sino premia la política y el comercio, me inquieta ese momento de la toma de protesta de los cargos públicos cuando se promete cumplir y hacer cumplir la ley. ¿Cómo va protestar cumplir la ley cuando para prosperar en una sociedad injusta y llena de trampas, el empresario forjado a sí mismo ha tenido que violarla repetidas veces?
¿Qué le importa la ley a quien hace compadres a quienes estarían encargados de aplicarla, a quien soborna y hasta amenaza? ¿Qué respeto puede tener por las estructuras sociales, por la ética y los valores tradicionales, quien siente que solamente le han estorbado? ¿Qué valor le dará a la sabiduría, a la templanza, al respeto si no los ha necesitado para nada para triunfar?
Creen que un empresario exitoso tendrá respeto por un maestro de escuela que gana, si bien, trece mil pesos mensuales.
Creen, de veras, que los triunfadores que conocen siempre pagaron sus impuestos, que acatan las leyes ecológicas, el derecho del trabajo, las medidas de seguridad, que nunca dieron mordidas, que ganaron contratos en licitaciones transparentes. ¿De verdad lo creen?
Hay sobradas razones para sospechar que el hombre producto del esfuerzo no deba asumir cargos ejecutivos de la estructura de gobierno. Por décadas el PRI se cuidó de no confundir una cosa con otra. Parece que ahora ya no.
Este escrito no es personal ni lleva dedicatoria: es solamente mi parecer ya expuesto en otras ocasiones.
No puedo decir que prefiero a los políticos de carrera pero me conformo con ellos.
Además, el político considera la opinión de sus conciudadanos. Quizá solamente de los que mandan en su partido y de representantes de fuerzas de facto pero eso ya es número considerable. En ese devenir aprende a respetar las estructuras sociales y económicas. El empresario exitoso, por lo regular, no tiene ese respeto puesto que ha triunfado a pesar de ellas, porque ha tenido que atropellarlas luego no las respeta.

¿Cómo van a protestar cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanen? ¿No tendrán peligro de atragantarse?