Tormenta de noche sobre Culiacán. De día la tormenta la ponemos nosotros.

Tormenta de noche sobre Culiacán. De día la tormenta la ponemos nosotros.
De día, la tormenta la ponemos nosotros.

jueves, 29 de octubre de 2015

862 Forjados a sí mismos

En el mundo occidental moderno se tiene desconfianza en materia política al empresario exitoso que empezó de la nada, esto es al hombre forjado a sí mismo. Se le aplaude su éxito, se admira su inventiva, arrojo, disciplina y buenas decisiones para alcanzar sus metas. Se reconoce que mueve a la economía, que crea riqueza y da empleos. En otras palabras, el hombre producto del esfuerzo es respetado y hasta homenajeado. Sí pero no gusta para gobernante. Esto venía siendo cierto desde décadas atrás: ¿Cambiará Trump este sentir?
Por otra parte, si el gobernante ha sido político toda su vida y tomará decisiones sobre valor de la moneda, sobre la remuneración al trabajo, sobre precios de servicios públicos, sobre impuestos y sobre muchos otros importantes parámetros de la economía además de sobre la vida social y política, cabe preguntarnos: ¿cómo va a tomar esas determinaciones si jamás ha tenido un empleado, jamás ha pagado un servicio público, jamás ha pagado una escuela, jamás ha comprado un boleto de avión, jamás ha tenido que buscar crédito para pagar una raya?
A mí no me gustan los empresarios como jefes políticos. Es una preferencia personal que se acentúa cuando el pretendiente externa que nos hará un favor gobernándonos.
En nuestro medio, que no premia el saber ni la profesión sino premia la política y el comercio, me inquieta ese momento de la toma de protesta de los cargos públicos cuando se promete cumplir y hacer cumplir la ley. ¿Cómo va protestar cumplir la ley cuando para prosperar en una sociedad injusta y llena de trampas, el empresario forjado a sí mismo ha tenido que violarla repetidas veces?
¿Qué le importa la ley a quien hace compadres a quienes estarían encargados de aplicarla, a quien soborna y hasta amenaza? ¿Qué respeto puede tener por las estructuras sociales, por la ética y los valores tradicionales, quien siente que solamente le han estorbado? ¿Qué valor le dará a la sabiduría, a la templanza, al respeto si no los ha necesitado para nada para triunfar?
Creen que un empresario exitoso tendrá respeto por un maestro de escuela que gana, si bien, trece mil pesos mensuales.
Creen, de veras, que los triunfadores que conocen siempre pagaron sus impuestos, que acatan las leyes ecológicas, el derecho del trabajo, las medidas de seguridad, que nunca dieron mordidas, que ganaron contratos en licitaciones transparentes. ¿De verdad lo creen?
Hay sobradas razones para sospechar que el hombre producto del esfuerzo no deba asumir cargos ejecutivos de la estructura de gobierno. Por décadas el PRI se cuidó de no confundir una cosa con otra. Parece que ahora ya no.
Este escrito no es personal ni lleva dedicatoria: es solamente mi parecer ya expuesto en otras ocasiones.
No puedo decir que prefiero a los políticos de carrera pero me conformo con ellos.
Además, el político considera la opinión de sus conciudadanos. Quizá solamente de los que mandan en su partido y de representantes de fuerzas de facto pero eso ya es número considerable. En ese devenir aprende a respetar las estructuras sociales y económicas. El empresario exitoso, por lo regular, no tiene ese respeto puesto que ha triunfado a pesar de ellas, porque ha tenido que atropellarlas luego no las respeta.

¿Cómo van a protestar cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanen? ¿No tendrán peligro de atragantarse?