Tormenta de noche sobre Culiacán. De día la tormenta la ponemos nosotros.

Tormenta de noche sobre Culiacán. De día la tormenta la ponemos nosotros.
De día, la tormenta la ponemos nosotros.

sábado, 16 de febrero de 2008

Años de escuela. Sexto de primaria

Sexto de primaria
Los llamados “Juicios de Nuremberg” se celebraron de noviembre de 1945 a octubre de 1946. Los Aliados sometieron a juicio a los líderes políticos, económicos y militares alemanes capturados. Hubo sentencias de diez a 20 años de prisión y también sentencias de muerte. El Holocausto Asiático, llamando así a los crímenes de guerra de los japoneses, opaca al Holocausto de los judíos en Europa, pero los llamados “Juicios de Tokio” raramente son mencionados. Los japoneses fueron acusados y sentenciados por masacres de civiles, como la de Nanking; experimentar armas bacteriológicas en naciones ocupadas; uso de armas químicas; someter a no combatientes a trabajos forzados; prostituir mujeres para ponerlas al servicio de sus tropas; saqueos, torturar a prisioneros y otros horrores que difícilmente podemos concebir.
Independientemente de que los Aliados también cometieron atropellos imperdonables y de que el lanzamiento de las bombas atómicas sigue siendo moralmente reprobable; es tal el horror de los crímenes de las fuerzas del Eje que, aunque hayan sido beligerantes quienes los cometieron, tenemos que culparnos todos porque solamente siendo crímenes del género humano podemos perdonar o bien olvidar a quienes los perpetraron.
Es particularmente difícil juzgar la actuación del gobernador militar de Japón durante la posguerra, el General Douglas MacArthur. Protegió a Hirohito y a su familia y no permitió que fuese enjuiciado. Esto contribuyó a restablecer la dignidad de los japoneses auxiliándolos a recuperarse del trauma de la guerra pero por otra parte muchos miembros de la familia real eran claramente coparticipes de los crímenes de guerra y quedaron impunes. Igual hizo con los militares que no habían luchado en frentes de guerra en donde él comandaba a los Aliados. A estos militares los nombró administradores civiles durante la ocupación americana de Japón. A los que personalmente pelearon en su contra, los enjuició y castigo hasta con pena de muerte.
La constitución del nuevo Japón y el establecimiento del régimen del Japón actual fue obra principalmente de MacArthur. Dio el voto a la mujer, eliminó las castas y vigiló que el gobierno funcionara antes de terminar la ocupación.
El maestro de sexto año era el profesor Zazueta Russell que sustituyó al maestro Guerra a medio año. Zazueta Russell era un hombre agradable que enseñaba con gran empatía con sus discípulos. Terminaba mi primaria habiendo tenido un buen maestro tras otro lo que había sido un privilegio.
La fiesta escolar de fin de cursos del Colegio Cervantes fue en el Casino de Culiacán. Adonde ahora está el Casino de la Cultura. Terminaba primaria y quería obtener la única presea escolar a la que los estudiantes dábamos importancia, esta era el “diploma de aprovechamiento”. El Colegio repartía medallas y bandas: de asistencia, por no faltar; de asiduidad, por no llegar tarde; de higiene, por asistir bañados; de honor, por ser respetuoso, en fin creo que hasta por pagar a tiempo la colegiatura y por lo que se les ocurra. Al finalizar el evento bajábamos las escaleras y un condiscípulo, que habría ocupado el cuarto lugar de la clase, me reclama: “Sacaste el diploma”. – ¿De qué te quejas? – Le dije – obtuviste varias medallas y bandas. Eres el estudiante más condecorado de la generación: ¿Qué más quieres? – Se puso serio y me contestó: “Te cambiaría todas las corcholatas y listones por ese diploma que ganaste”.
Así fue. Alguien, de cuyo nombre no quiero acordarme, obtuvo el primer lugar; otro, que tampoco quiero recordar, ganó el segundo lugar y yo fui el tercero, último con derecho al apreciado diploma.
El país había prosperado durante la guerra. Es año de elecciones nacionales y se elegirá nuevo presidente de la República. Son candidatos Ezequiel Padilla Peñalosa y Miguel Alemán Valdez.
Padilla había sido senador, procurador de justicia y secretario de relaciones exteriores. En mancuerna con Alemán habían resuelto las reclamaciones consecuencia de la expropiación petrolera, habían negociado pactos económicos favorables y obtenido créditos blandos para industrializar el país. Sin embargo, a Padilla se le asociaba con los EE.UU. pero no a Alemán aunque hubiese sido protagonista en todos los arreglos. Esta asociación distanció a Padilla de la izquierda por lo que el PRI eligió a Alemán como su candidato. Padilla se lanzó independiente y tuvo buena aceptación pero no la suficiente para derrotar la maquinaria electoral oficial. Ganó Alemán que había sido gobernador de Veracruz y secretario de gobernación. Aunque haya consultado los datos de Padilla, los platico porque asistí al mitin que reunió mucho público para escucharlo hablar desde la pérgola que había en Malecón y Obregón. El país, además, se civilizaba: Padilla no es asesinado ni obligado a expatriarse.
Durante 1945 murieron los únicos abuelos que conocí. En marzo murió mi abuela materna: Silvina McKay Ávila y en diciembre mi abuelo paterno: Heriberto Murillo Edesa. De joven no piensas en la muerte. Te visita, se va, no la entiendes y sigues hasta que con los años te empieza a picar las costillas para que adviertas que te está esperando.
Durante el verano cumpliría doce años y ya se ponderaba en familia qué diantres hacer conmigo. Empieza en casa la discusión de adonde sería bueno mandarme para continuar mis estudios. No recuerdo bien si para que aprovechara mejor la secundaria o simplemente para quitarme de encima, ya que por mi mal carácter no congeniaba con nadie y ocupaba tanta atención como el resto de mis seis hermanos.
Mi padre decide enviarme a EE.UU. y procede a hacer la solicitud correspondiente a varias escuelas. Todas niegan mi ingreso porque se pretende que vaya a secundaria y especificamos que acabo de terminar sexto año siendo que en los EE.UU. la primaria consta de ocho años. Total que soy enviado a Guadalajara, al Instituto de Ciencias, muy prestigiada secundaria y preparatoria de jesuitas.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Años de escuela. Quinto de primaria.

Varios lectores de Noroeste me piden explique por qué a tan tierna edad estábamos enterados de la II Guerra Mundial. Creo que el siguiente párrafo ayudará a entenderlo.
Cuando empezó la II Guerra Mundial, septiembre de 1939, tenía solamente cinco años y siete cuando Japón bombardea Pearl Harbor, diciembre de 1941. No sabía nada de la Guerra. A los ocho años me integro a la palomilla de Rosales y Morelos. Los niños de más edad de este grupo tenían de dos a cinco años más que yo y ya estaban conscientes de las batallas en Europa y el Pacífico. Además, en Rosales, en la misma acera donde vivían mis abuelos y casi frente a los Blancarte vivían los Timmerman, dueños de Tenería Atlas, vecinos en El Barrió de la Tenería Murillo que administraba mi padre. Timmerman tenía dos hijos y una hija en las fuerzas armadas alemanas. En esa cuadra también viviá el Sr. Max Hach cuya familia, años después, ha estado tan cerca de los Murillo que la consideramos parte de la nuestra. También no lejos vivían los Schiller y Haberman, familias con hijos de mi edad y amigos desde entonces. Herr Radke y el Ing. Gerzabeck eran maestros de la Universidad de Sinaloa. Por la Colón vivía el Sr. Pauwells padre de Gilda, Leo e Inga, queridos amigos de siempre. A Leo y a Gustavo les decíamos nazis y en vez de enojarse les daba gusto. Mi pediatra fue el Dr. Okamura padre, mi dentista el Dr. Koyama, el refresquero de Culiacán era Ninomiya, las mejores nieves eran de Monobe y los trabajos de hojalata que se ofrecían en la Tenería los fabricaba don Arturo Shimizu. Hombres y mujeres de bien, útiles, gente de trabajo, de respeto y muy apreciados en Culiacán. Además, los únicos gringos que conocíamos tenían apellido alemán: Heisser y Grenfeld. En aquellos años, todavía, henchidos de patriotismo, recitábamos con López Velarde: “Patria: Tu mutilado territorio se viste de percal y de abalorio”
En el año escolar, que empezó en 1944 y terminó en junio de 1945, curso quinto de primaria. La regla de tres se vuelve compuesta, esto es con términos combinados de proporción directa e inversa. En quinto año, además, aprendes a operar con los temibles quebrados. Nuestro maestro es el profesor Márquez. Alto, delgado, violento, maltrataba a los alumnos de palabra y era impaciente y desesperado. “Pedazo de atascado, no pones atención: ¿Cómo vas a aprender así?” solía gritar a los pupilos remisos. El borrador o el gis eran frecuentemente misiles lanzados por Márquez a los inatentos. Con todo y eso, Márquez enseñaba bien. Definitivamente no habría durado un minuto en la cátedra en estos tiempos pero no puedo opinar mal de quien me enseñó los primeros razonamientos matemáticos complicados.
En las escuelas católicas y en las laicas disfrazadas, como el Cervantes, se cantaban canciones patrióticas de guerra. Cantar del regimiento, Juana de Arco y otras. En las escuelas públicas, se había hecho cantar a los alumnos el himno obrero y del comunismo llamado: “La Internacional”. Considerando que los soldados que peleaban en ambos lados eran trabajadores y que no había burgueses en los frentes de guerra: el comunismo estaba en contra de la guerra. Para alentar el patriotismo ruso, Stalin abandona estos principios y propicia el sentimiento nacionalista ruso para defenderse de los alemanes. Declara la “Gran Guerra Patria” para preservar: “La santa Rusia”. Consecuentemente en las escuelas públicas empezaron a cantar: “La pajarera”
Habiendo desalojado a los japoneses de las islas del Pacífico falta sacarlos de las islas que definen su mar interior. En enero salen de Filipinas, después de islas propiamente japonesas como Iwo Jima y Okinawa. Los días 7 y 8 de mayo de 1945 Alemania firma su rendición incondicional. Sus ciudades devastadas, su pueblo hambriento, veinte millones de vidas alemanas sacrificadas. ¿Para qué?
Viajaríamos por tren de Culiacán a Guadalajara. Recuerdo el nerviosismo que siempre se presenta cuando una familia grande aborda un transporte. Escucho a mi madre advertir que siente que viene el niño que espera. Todavía no es la fecha por lo que don Arturo, que se quedará en Culiacán, mi madre y mi tía Carmelita, que nos acompaña, deciden que probablemente la tensión de la salida esté causando el presentimiento de mi madre. El tren salió de Culiacán, al oscurecer. A los pocos kilómetros, cerca de La Cruz de Elota, el 26 de julio de 1945, en el carro dormitorio llamado Aristóteles, nace mi hermano Fernando Heriberto. Desde entonces “Feri” por su nombre y por ferrocarrilero. Una partera asiste al alumbramiento que resulta feliz y sin contratiempos. Mi madre y el niño bajan en Mazatlán hasta que mamá termine de sanar. El resto de la familia sigue el viaje al cuidado de Tía Carmelita.
Las vacaciones de verano en Guadalajara nos daban la oportunidad de ver fútbol profesional al que nos llevaban, a primo Enrique y a mí, los primos de mayor edad que allá residían: Raúl y su cuñado Fernando. Todavía jugaban grandes estrellas que habían llegado a México como refugiados de la Guerra Civil Española. Me tocó ver jugar a Pepe Valtonrrá con el Atlante, a Luís Regueiro con el Asturias y a muchos otros. Algunos estaban en las postrimerías de sus carreras pero todavía mostraban su categoría. Mención aparte merece el haber visto a Isidro Lángara. En la liga española, con el Oviedo, Lángara fue tres veces campeón goleador. Ya en América, en Argentina, jugo 4 años con el San Lorenzo de Almagro, fue el máximo goleador de dicha Liga en 1942. Después juega en México, contratado por el España, y gana dos títulos de máximo anotador.
EE.UU. decide forzar la rendición incondicional de Japón. Deja caer bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Es principios de agosto de 1945, en Guadalajara, cuando antes de mediodía repican las campanas de todas las iglesias. Anuncian la rendición de Japón y el fin de la Segunda Guerra Mundial. Acabo de cumplir once años.

martes, 12 de febrero de 2008

Años de escuela. Cuarto de primaria

De septiembre de 1943 a junio de 1944 estuve en cuarto año de primaria. Desconozco por qué cuarto año se considera un lapso tranquilo mientras que tercero y quinto son difíciles. En fin, así es. La regla de tres se vuelve proporcionalmente inversa y algo más difícil, la gramática algo tediosa, interesante la geografía y la historia nacional es un deleite.
La Guerra seguía, las derrotas de las fuerzas del Eje continúan y el resultado de la lucha ya está definido sin embargo siguen las cruentas batallas. En todo el frente ruso los alemanes están en retirada. Los B17, llamados fortalezas, a diario surcan los cielos destrozando las ciudades alemanas. Desde julio del 43 los aliados desembarcan y toman Sicilia. Italia se rinde incondicionalmente y en enero de 1944 los aliados desembarcan en la costa cercana a Roma y en varios puntos del extremo sur de la bota italiana. Los japoneses siguen replegándose en el Pacífico. La guerra, si alguna vez lo tuvo, pierde sentido. El Eje está derrotado pero tienen esperanzas en armas milagrosas que tienen en desarrollo. El tiempo que transcurre es una carrera tecnológica para ver quién inventa nuevas armas de destrucción masiva. Los alemanes bombardean Londres con cohetes V1 y V2 y se adelantan en hacer funcionar aviones de turbina, los jets. Se empieza a especular quién inventará la bomba atómica. En junio de 1944 los aliados desembarcan en Normandía para avanzar sobre Berlín mientras los rusos aplastan toda resistencia alemana a sus avances masivos sobre el mismo objetivo.
Los “simulacros” fueron otra más de nuestras ridiculeces. Sobre el techo del entonces edifico del Ayuntamiento, ahora el Museo de Arte de Sinaloa, Masin, sonaba una sirena después de oscurecer. De qué tamaño sería Culiacán que todos escuchaban la sirena y procedían a apagar la iluminación de las casas para que los aviones que bombardearían la ciudad no la vieran y se fueran de paso. Desde luego se sabía que el objetivo del programa era una entelequia en tanto el alcance de los aviones de la época hacía imposible el supuesto bombardeo, entonces: ¿Para qué el programa? ¿Para qué los apagones con inspectores recorriendo las calles para asegurar su cumplimiento?
Por primera vez en mi vida estoy cerca de un evento en extremo vergonzante. Un maestro del colegio es expulsado acusado de manosear a sus alumnos. Todos sabemos de qué se trata pero el tema se evade en las conversaciones familiares. Yo era cajero de la banda de guerra, la compañía de niños de mayor edad y de preadolescentes nos iba enseñando, con la desinformación que deben suponer, lo que no debíamos saber. Así era, con los padres el tema era tabú. Entre los niños el asunto del maestro expulsado estaba lleno de misterio y de morbo. La mayoría teníamos de 9 a 10 años de edad.
En este tiempo, o en el año anterior, me cambié de barrio. Acosado por los Güemez y los Gamez que invadían la esquina del Santuario, a media cuadra de mi casa, buscando pleito y a los que yo tenía que hacer frente con muy malos resultados, me empiezo a reunir con la palomilla de Rosales y Morelos. Amado Blancarte, Humberto Lizárraga, Oscar Armienta y Antonio Amézquita son los más grandes, de mi edad mi primo Enrique y Àlvaro, hermano de Amado, y más jóvenes Eduardo Valenzuela y Jaime Díaz. Somos partidarios del Eje, desde luego, pero ya cuesta trabajo reírnos de las películas de propaganda gringas.
La otra conversación recurrente era la violencia en nuestro estado. El 21 de febrero de 1944, en el Carnaval de Mazatlán, es asesinado el gobernador del Estado Coronel Rodolfo T. Loaiza. Se arresta, acusa y sentencia a Rodolfo Valdez, alias El Gitano, como autor del crimen pero luego surgen versiones desmintiendo la versión oficial. Que Valdez estaba afuera platicando cuando se oyeron los balazos, que fue otro el que disparó, que no fue por líos de tierras del Sur del estado sino por diferencias políticas del gobernador cardenista con el gobierno de Ávila Camacho, etc. etc.
En cualquier oportunidad aparecen los guantes de box y dejamos de tirar golpes en remolino para adelantar con la izquierda y cruzar con la derecha, bailar sobre la punta de los pies buscando la apertura del contrario pero apoyarte en ellos para golpear. Las peleas ya no son cuestión de furia sino de agilidad, de técnica y de astucia.
La comida que se acostumbraba era sencilla. De cena no era raro que te sirvieran una ración de cuchara de cocina de frijoles, sobre ellos un pedazo de asadera y una ración similar de quelites. A la noche siguiente la cena sería los mismos frijoles y asadera con la cucharada de colache o verdolagas al siguiente día o mochomos los días de fiesta y ya. Té de canela o de manzanilla para acompañarlos. Les garantizo, además, que en casa comíamos comparativamente muy bien. Si les da coraje o me desmienten es que tienen muchos tamarindos en la cabeza o mala memoria.
Jugábamos con trompos, baleros y canicas. Las más comunes de estas eran las llamadas cementos hechas con arcilla horneada. Lo más rústico y corriente que podrías imaginar. Un juego frecuente era aplanar una ficha y perforarle dos hoyos cerca del centro, con sendos hilos pasados de lados a lado y tomados de los extremos se aflojaban y se enredaba la rondana torciendo los hilos, estirándolos después se hacía girar la rondana. Imaginen qué tanto habría que hacer en el Culiacán pobre de antes de la presa de Sanalona que pasábamos largos ratos viendo girar la ficha aplanada. Otro juego era hacer un gancho en el extremo de un alambre y empujar un aro de rueda de bicicleta corriendo tras ella.
Al caminar por las aceras, en domingo por la tarde, de todas las casas salía de las radios la música tétrica de un órgano y enseguida una cavernosa voz anunciando el programa: “Nadie sabe, nadie supo del verdadero caso de la azucena envenenada” Subía la música y después de desquiciada carcajada, el remate: “El Monje Loco sabe”.

lunes, 11 de febrero de 2008

Años de escuela. Tercero de primaria

No obstante que el país estaba oficialmente en guerra contra el Eje, muchos mexicanos continuaban siendo partidarios del Eje: Alemania, Japón e Italia. En la acera de enfrente de mi casa se editaba el periódico “La Opinión” que dirigía don Amado Zazueta Villa. Rehúsa creer la propaganda de los Aliados y mientras que la prensa y la radio nacionales repiten las consignas de los EE.UU. “La Opinión” ofrece noticias de Radio Berlín. El gobierno le recrimina su actitud pero el periodista exige le respeten su libertad de criterio y de prensa. El gobierno le niega tinta y papel pero don Amado se las ingenia para conseguir provisiones clandestinas para seguir apareciendo como diario independiente. El gobierno le acosa, le amenaza, le boicotea hasta que por fin le cierran el periódico. Mis queridos vecinos, María Teresa, Amado y José Ernesto, así como toda su familia viven este terrible proceso.
El gobierno decide internar en campos de concentración a los extranjeros de origen alemán, italiano y japonés. Ya imaginarán las raterías y extorsiones a que se prestó esta decisión. Hay historias sin fin al respecto.
La Guerra empezó a ir mal para las fuerzas del Eje. En octubre de 1942, Rommel es derrotado en El Alamein, esta batalla marca el fin del África Korps y la salida de los alemanes de África. Para fines de diciembre, en el frente ruso; al norte, el sitiado Leningrado no puede ser tomado; al centro, se empantana la ofensiva sobre Moscú; y al sur, los alemanes sufren la terrible derrota de Stalingrado. Están muy lejos de ser vencidos porque todavía ocupan Francia, Bélgica, Holanda, Noruega, Austria, Hungría, Checoeslovaquia, Rumania, Bulgaria, Yugoslavia y Grecia pero los Aliados firman el pacto de Casablanca comprometiéndose a no aceptar sino la rendición incondicional de Hitler. No habría negociación alguna con el Eje hasta su derrota total.
La escuela se vuelve difícil. Ya no sólo multiplicaremos y dividiremos, como en segundo, sino que tenemos que razonar aplicando la regla de tres simple.
En el Pacífico, los aviones Cero japoneses seguían siendo mejores que los cazas americanos hasta que la industria de EE.UU. logra modificar exitosamente el “Hellcat” que para 1943 ya es mejor que la Albóndiga como llamaban los pilotos americanos al Cero japonés, por el emblema del sol rojo pintado en sus costados. Seguirían el Corsair y después la maravilla de los aviones de hélice, el Mustang, que ya ni mandaron al Pacífico, por considerar esa guerra ganada, sino lo usaron de escolta de los aviones que bombardeaban Alemania. Sin portaviones modernos, hundidos en Midway en junio de 1942, con las industria enemiga produciendo millares de aviones y toneladas de armamento, Japón estaba perdido. Ocupaban, sin embargo, las islas del Pacífico desde Japón hasta medio Océano y contaban con portaviones aunque viejos o adaptados de cascos de acorados y con cruceros, destructores y transportes de tropa. Sin embargo empiezan a ser desalojados de las islas alejadas de Japón. Se ven forzados a desocupar las Marshall, las Marianas, las Gilbert y las Carolinas.
La maquinaria de guerra japonesa y la determinación de sus tropas hacían de Japón una verdadera potencia bélica. Que eventualmente perderían era seguro pero faltaba derrotarlos. Japón seguía ganado batallas importantes. En agosto hunden 4 cruceros y un destructor de EE.UU., en septiembre un portaviones, en octubre otro portaviones y en noviembre otro más. Siguen aislados éxitos de la marina japonesa pero los americanos reponían en un instante el equipo y los hombres pedidos mientras que Japón sufría para construir nuevas armas y cuando perdía pilotos experimentados tenía que entrenar los cadetes que los sustituirían con aviones simulados sin siquiera combustible para adiestrarlos debidamente. Para diciembre tienen que dejar Guadalcanal y de allí en adelante empiezan a contraer su imperio.
La novedad sensacional en el vecindario de Ángel Flores, entre Morelos y Donato Guerra, era que convivíamos con la familia de Pedro Infante. Desde 1939, Pedro había filmado algunos cortos y aparecido como actor de reparto en películas como: “La razón de la culpa” y “La feria de las flores” y como protagonista principal en “Jesusita en Chihuahua” y en “Mexicanos al grito de guerra”. De estas dos últimas películas recuerdo los cartelones, adosados a los postes del alumbrado público, que las anunciaban. Doña Rosario Infante, esposa de don Guillermo López Castro orgullosamente decía: Pedro, mi hermano, nos va visitar y voy a invitar a las amigas del barrio para que lo conozcan: Pedro, mi hermano, esto o Pedro, mi hermano, aquello.
No obstante que ya habían pasado las películas anteriormente citadas, la primera que yo vi fue: “El ametralladora”. Fausto López Infante convido a los amigos para ir a verla diciéndonos: – Mi tío Pedro me dijo que hizo una película de aventuras que nos va a gustar.
Años después, cuando Pedro ya volaba su propio avión, efectivamente vino en varias veces a Culiacán y doña Chayo se retrató con él acompañada de sus amigas. También, en una ocasión, dio una vuelta en su avión a varios amigos de Fausto.
Una virtud de Pedro Infante raramente se menciona, no obstante las toneladas de tinta vertidas sobre su vida. Aunque siempre se menciona su simpatía, encanto y generosidad y algunas veces el hecho de que nunca perdió a sus amistades de juventud; a mí me impresiona haber escuchado a su sobrino Guillermo López Infante, Gulliver, decir que su tío Pedro tomaba lecciones de dicción y de otras disciplinas. Dice mucho de su persona esta disposición, del cantante y actor más popular de México, de seguir aprendiendo música, actuación y pronunciación.
Durante este verano nació mi preciosa hermana Silvina. Pequeña, sonriente y alegre, sigue siendo juvenil y encantadoramente optimista.