Tormenta de noche sobre Culiacán. De día la tormenta la ponemos nosotros.

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martes, 23 de febrero de 2010

La opinión de clérigos

La opinión de clérigos por Arturo Murillo M.

Tenemos una confusión acerca de lo que implica que tengamos un estado laico. El comentario viene por la inquina que han levantado las opiniones de la jerarquía católica oponiéndose al aborto y al matrimonio gay.
Entiendo por estado laico aquel en el que los nacionales tienen libertad de creencia y que oficialmente no se favorece a ninguna religión y no se discrimina a nadie por motivo religioso. Así, los nacionales podríamos ser teístas o ateos, judíos, católicos, ortodoxos, mormones o protestantes; o bien budistas, islámicos, hindús o lo que quisiéramos. Todos tendríamos derecho a profesar nuestra fe mientras obedeciéramos los límites al culto para no invadir los derechos de los creyentes de otras religiones. El estado, por su parte, ofrecería educación pública sin religión y otorgaría servicios públicos sin que hubiese discriminación alguna.
Hasta aquí entiendo. Sin embargo, el contexto histórico dentro del cual se logró el estado laico en nuestro país, una larga y cruenta guerra civil, también determinó algunas restricciones adicionales a los ministros de culto, que no eran otros que los sacerdotes católicos. Como es fácil de imaginar, estas restricciones estaban destinadas a limitar la libertad de opinión y de gestión de éstos. En otras palabras no solamente tenemos estado laico sino también leyes anticlericales que nunca se han derogado.
Se establece la separación iglesia estado en la constitución de 1857 pero la educación continuaba en manos del clero católico. Es hasta la constitución de 1917 cuando ésta ordena en su artículo 3º que: “la educación básica debe ser gratuita, laica y obligatoria, tendente al desarrollo armónico de las capacidades del individuo, fomentará el amor a la patria y la conciencia de la solidaridad internacional en la independencia y la justicia. El Estado deberá impartir la educación en forma gratuita.”
O sea que tenemos casi 100 años de educación laica pero seguimos sin permitir que los clérigos opinen sobre temas importantes de nuestra vida común. ¿Qué no es esto un reconocimiento de que la educación oficial todavía no proporciona al pueblo las herramientas intelectuales para discernir qué le conviene?
Yo estoy influenciado por la posición y peso relativo de la jerarquía en la sociedad sinaloense. Creo que sus opiniones, que desde luego cuentan, no son determinantes para el proceder cotidiano de los sinaloenses. Lo que es más, pienso que en nuestro medio sería saludable que tuviésemos opiniones públicas de la jerarquía para discutirlas abiertamente. Haciendo extensivo este criterio a nivel nacional, no habría por qué limitar la opinión de los cardenales acerca del aborto y de los derechos de homosexuales. Es más, prefiero que dichas opiniones se externaran para poder debatirlas. Sin embargo, la opinión de clérigos católicos en contra de leyes aprobadas y de instituciones oficiales se toma como interferencia sobre la laicidad del estado sin considerar las leyes que protegen la libertad de expresión.
La Cámara de Diputados del Congreso está por aprobar una adición a la Constitución que exprese claramente que la nación se constituye en un estado laico. No me opongo en nada a tal énfasis salvo que haya sido motivado por el rechazo a la mencionada opinión reciente de los cardenales.
Se conoce la opinión de la jerarquía acerca de la prevención del embarazo: ¿Y quién les hace caso? Sabemos que piensan sobre la disolución del lazo matrimonial: ¿Y qué? Conocemos su criterio acerca de las relaciones prematrimoniales y pregunto: ¿A qué jóvenes han convencido?
Me dicen que en el futuro se aceptará el aborto, la eutanasia, el matrimonio gay y muchas cosas más. No estoy tan seguro. La necesidad del aborto es evitable con prevenir el embarazo. Aunque esta práctica no es aceptada por muchas religiones, sin embargo, es necesario valorar. No es lo mismo evitar la concepción que abortar el producto. Y así, habría mucho que discutir. ¿Es eutanasia suspender la vida artificial de un paciente con muerte cerebral? Yo pienso que no pero hay otros criterios.
Que quede claro que yo coincido con muchos de los criterios de la jerarquía católica. No en todos ni por las mismas razones pero las que tengo también son válidas.
Poniendo un ejemplo con el aborto. Si el estado otorga el derecho a decidir el aborto a la madre, yo tengo miedo que mañana el mismo estado reclame derecho similar alegando que al país no conviene el nacimiento de niños Down, o defectuosos, o de tal raza o religión. No lo crean imposible o descabellado. No hace mucho el país más avanzado de Europa ponderaba leyes similares. ¿A qué se atreverían países gobernados por jerarquías fundamentalistas o por políticos presionados y ardidos? Es necesario andarse con mucho tiento al condicionar el derecho a la vida.
Es posible que en el resto del país la influencia de la opinión de la jerarquía católica sea mucho mayor que en Sinaloa y que muchos diputados consideren que es necesario callarla. Yo no la veo así. Prefiero que opinen libre, abierta y públicamente y que podamos coincidir o rebatir tal opinión.