Tormenta de noche sobre Culiacán. De día la tormenta la ponemos nosotros.

Tormenta de noche sobre Culiacán. De día la tormenta la ponemos nosotros.
De día, la tormenta la ponemos nosotros.

sábado, 19 de septiembre de 2015

cantaclaro:¿Quienes somos?

¿Quiénes somos? (Es literatura)
Quienes somos pues. Ayer por la tarde asistí a una hermosa fiesta para festejar un amigo que cumplió 80 años de edad.
Llegada, abrazo de felicitación y las palabras de bienvenida. En un bonito salón pasamos a las
mesas asignadas. Al centro de cada mesa había porta retratos que conmemoran diferentes etapas de la vida del festejado.
El niño en pantalones cortos, el niño haciendo la primera comunión con saco azul marino, cirio en la mano y moño blanco sobre la manga. El adolescente en la escuela, las fotos comodeportista, el noviazgo y fotos de la boda. Enseguida con sus hijos pequeños,con ellos grandes y de tierno abuelo con sus nietos.
Una cultura, escala de valores, anhelos y vivencias idénticas año con año para todos. ¿Quiénes,
entonces, somos?
Veía, hace algunos años, unos fuegos artificiales que nos ofrecía el anfitrión de una convención de
ingenieros dedicados a estudiar el tratamiento de aguas residuales. En la terraza de un castillo, en una isla en el río Vltava o Moldau, que pasa por Praga, la exhibición terminó cuando siete coronitas encendidas salieron hacia arriba como abanico. Me sonreí pensado que cuando niño en Guadalajara, se recibía a la Virgen de Zapopan, en los templos que visitaba durante el verano, con tiras de papel de colores colgadas atravesando las calles cercanas al templo, también con matachines, música y un castillo. Al final una corona se elevaba hacia lo alto. Una solamente mientras esa noche yo veía siete al mismo tiempo.
¿Por qué ríe? –me preguntó una hermosa mujer un poco entrada en años. (Eso quiere decir casi de mi edad) Le conté el motivo y ella me informó que provenía de lo que en un tiempo se llamó: El Corredor Polaco. Su lengua materna: el alemán; su lengua de la escuela: el polaco; su lengua de estudio obligado: el inglés. Me dijo que así también recibían a la Virgen en los templos de Polonia. Aventuré una escena de su infancia y le dije cómo había hecho ella la primera comunión. El vestidito
blanco, la coronita de florcitas en la cabeza, el pequeño velo, el misal blanco en la mano y después el chocolate en casa de sus papas. Se me quedó viendo paralizada. No podía creer que acababa de inventar tal historia. Yo solamente repetía lo que recordaba de las ceremonias de mis hermanas.
Al día siguiente, en la fiesta de despedida de la convención, la polaca me sacó a bailar. Había escogido los sones que la orquesta empezó a tocar. Un vals, una rumba, un tango y un mambo. Le dio
risa que después de cada pieza, le tomara su brazo para cruzarlo con el mío. Cuando la orquesta terminó la larga tanda, ella dijo:
–Me falta algo, espera.Se dirigió a la orquesta y empezaron a tocar: “Solamente una vez”. Bailamos apretados con las consecuencias del caso. O era la anfitriona o la dueña el castillo porque nadie
más salió a la pista mientras bailábamos y los asistentes aplaudían después de cada pieza. Yo bailo bien, bien a secas, ella bailaba muy bien, no: excelente.
Se sonrió cuando la acompañé a su mesa. Soltó la carcajada cuando saqué la silla, la senté y le di las gracias. Sus amigas estaban encantadas y armaban una algarabía. Las amigas, que no eran convencionistas, iban de paseo a conocer Praga.Se levantó de nuevo y me dijo:
     Hablas inglés como americano.
     Yo pienso que un poco mejor y que no tengo mirada de gringo.
     Cierto. – dijo y volvió a reír, añadiendo:
     Nunca me habían tratado como dama del siglo XVIII. Esto ya no se usa en Europa pero me gustó.
Luego añadió:
     Yo también soy adivina. ¿Mexicano? me dije, ha de saber bailar y no me equivoqué. Por tu trato, te imagino felizmente casado y con una linda familia con varias hijas. ¿Me equivoco?
     No, atinas en todo pero me duele ser tan transparente.
     Cuida lo que tienes y cuídate tú: andamos muchas brujas sueltas.
Luego me dio un beso.
     Eso es por lo que ya sabes.
Y mientras yo sonrojaba sus amigas daban de gritos. Alejándome hacia mi silla en el otro extremo del salón, volteé y vi que ella sonriente y contenta afirmaba con la cabeza contestando a no sé que pregunta. Ella estaba sentada un poco alejada del grupo pero a las amigas en ruidoso aquelarre, en vez de mesa,  solamente faltaba un cazo mocho y en éste, hirviendo, sapos, culebras y un gallito presumido de provincia.
Desde luego que nunca he ido a bailar la Varsoviana pero sí me quedo con la duda: ¿Quiénes somos?
Una vez, llegué a un mostrador (stand) en el corredor central del centro comercial viejo de Las Vegas. Me dirigí a la vendedora. Una mujer ya madura pero bien guapa. “¿Qué boletos para
variedad, tiene?” pregunté.
     Tenemos para la mejor variedad del momento pero usted no va a ir.
     ¡Cómo se llama la variedad?
     Boylesque. (En vez de burlesque)
     ¿Cómo sabía que no iría?
     Lo he visto contando a pasos los mosaicos del pasillo. ¿Está esperando que su mujer salga
de las tiendas?
     Pues sí.
     ¿Es ingeniero, verdad?
     Sí, ¿Cómo lo supo?
     He estado casada con tres.
     Tan, tan.
Me precio de ser diferente y resulta que no. Que soy predecible y un libro abierto para gente observadora. Rabia me da ser tan fácil pero ni modo. Eso es lo que somos.